Artículo de opinión titulado: “Human Rights Watch dispara otra vez contra Venezuela”
Fecha: 06 de Junio de 2016
Textual:
¿Recuerda el lector o lectora que en las primeras semanas de marzo Américo De Grazia, en sus delirios bajo la fiebre del oro y la intervención, clamó por los servicios de Human Rights Watch (HRW) y otras ONGs para que ayudaran a “esclarecer” el caso Tumeremo?
Incluso antes, cuando la actual Asamblea Nacional instaló la línea de la “crisis humanitaria” con ayuda, justamente, de las mismas organizaciones no gubernamentales locales que suelen aparecer en las páginas de El Nacional y en los enlaces de cualquier “medio independiente”, HRW había atacado las instituciones judiciales de Venezuela. Desde que Ramos Allup empezó a jugar con la campanita de tiempo, la intervención se perfiló, en el plano perceptivo, con informes de derechos humanos y declaraciones de operadores como José Miguel Vivanco, sin olvidar el despliegue propagandístico de los medios corporativos contra el país.
Por lo que no es un detalle menor que HRW, financiada por el Congreso estadounidense y George Soros (quien en el año 2010 “donó” 100 millones de dólares a la ONG), tenga entre sus mandamases al senador neocon John McCain, quien en 2014 reclamó a Obama por una intervención militar en Venezuela en el marco de las guarimbas.
El regreso de Vivanco
Esta vez el mismo director de la ONG para América Latina, José Miguel Vivanco, escribió una carta a Luis Almagro en la que pidió a la OEA que invocara la Carta Democrática, amparado nuevamente en la supuesta separación de poderes públicos que requiere toda democracia aprobada por Estados Unidos. Argumenta que el poder judicial está “secuestrado por el chavismo”, y recuerda que desde 2004 la organización viene observando al Tribunal Supremo de Justicia para alegar que fue ese año en que se bautizó la “falta de independencia”. A continuación hace un recuento de la aplicación de la Carta a Ecuador en 2005, casi recordándole a Almagro el paso a paso.
La pretensión de HRW de incriminar las instituciones venezolanas tiene larga data en los últimos 15 años, como bien lo recuerda Vivanco. Esto llevó al Comandante Chávez a expulsar del país al director de la ONG para América Latina en 2008.
HRW no sólo ha atacado en sus declaraciones e informes al poder judicial y la Ley Orgánica del Tribunal Supremo, ha defendido al indefendible RCTV y a María Corina Machado por financiación ilegal con la fachada golpista llamada Súmate en 2005. Aunque denunció el golpe de 2002, avaló la breve dictadura de Carmona Estanga. El prontuario es conocido, pero eso no le interesa a Almagro.
HRW y sus amigos en Venezuela
Si bien la ONG transnacional cubre el frente internacional con propaganda hecha en casa, es decir, en Nueva York, quien le cubre las espaldas a nivel local es Provea y los sobrinos de El Nacional llamados “periodistas independientes”. Ambas organizaciones no gubernamentales juegan en llave, como lo demostraron en abril durante la temporada de cacería de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), nada más y nada menos que una institución que emana de la OEA.
En aquella ocasión, el mantra de “crisis humanitaria” estuvo acompañada del ataque al único operativo que lucha contra la inserción paramilitar en el país: la OLP. Los operadores más importantes de ONGs que viajaron a Washington DC pudieron reunirse con Almagro, incluido Rafael Uzcátegui en representación de Provea. Absolutamente todas las partes que juegan a la intervención contra Venezuela se encuentran abrazados no sólo en sus propósitos e intereses sino por sus financistas e instituciones que los apoya.
El último grano de arena que se acumula en el cajón de la intervención, junto con la carta de Vivanco al secretario general de la OEA, es el comunicado del 19 de mayo que titula: “Venezuela debe revocar decreto de emergencia dictado por Maduro“. Allí, aparte de tomar partido por la MUD y los ejercicios de la opositora Asamblea Nacional, también ataca la medida del Gobierno Bolivariano por la vía que más les duele a los grandes financistas de ONGs como la NED, Freedom House y el mismo Soros.
Citamos: “El decreto de emergencia también ordena al Ministerio de Relaciones Exteriores que suspenda todos los convenios que prevean financiamiento extranjero para personas u organizaciones, cuando ‘se presuma’ su ‘utilización con fines políticos o de desestabilización de la República’. En un país donde las autoridades han acusado sistemáticamente a defensores de derechos humanos de desestabilizar la democracia venezolana, este decreto podría en la práctica obligar a importantes organizaciones no gubernamentales del país, que dependen del financiamiento exterior para trabajar de manera independiente, a cerrar sus puertas o a reducir drásticamente su trabajo” (las negritas son nuestras, para resaltar la contradicción).
Podríamos pecar de ingenuos e invocar las casualidades, pero el último Foro por la Vida el pasado 19 de mayo, convocado por ONGs tan importantes a lo interno como Transparencia Venezuela, llegó a la conclusión de que el decreto de emergencia es peligroso por “ambiguo”, que podría permitir arbitrariedades por parte de los cuerpos de seguridad del Estado y el “coco” chavista en forma de motorizados. Esto, junto a la invocación de la Carta Democrática contra Venezuela, es un juego a varias bandas en el que se intenta poner en jaque al chavismo.
Por ello, el comunicado de HRW del 6 de junio reafirma la campaña que se viene desplegando desde el exterior desde hace meses con el objetivo de satanizar el decreto de emergencia, con el coro de 125 ONGs a nivel nacional e internacional. Entre ellos, los locales habituales que visitaron Washington DC el pasado marzo como Provea, el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, Cofavic y Espacio Público.
En realidad, los amigos “venezolanos” de HRW son también los amigos de Almagro y el Departamento de Estado. Y el último comunicado de la ONG es una extensión institucional de la carta de Vivanco y el comunicado del mes pasado. Luego del fracaso en la OEA, el próximo paso vino de un portavoz encubierto de la Casa Blanca.
El primo hermano de Amnistía Internacional
En el marco de este flujo de ONGs, sabiendo de antemano que éstas son recursos asimétricos de la guerra no convencional y son operadores de lujo de las revoluciones de color, colgándose de la narrativa de “crisis humanitaria”, HRW es realmente quien pone las cartas sobre la mesa, la que carteliza los derechos humanos en beneficio de la élite anti-Venezuela y pone el dedo en la llaga mediática buscando la intromisión abierta de poderes extranjeros en los asuntos internos del país.
Ante la declaradera de Joe Biden y de Uribe, donde piden intervenir Venezuela a costa de una visión cartelizada por EEUU de los derechos humanos y cuanta “fechoría chavista” se les antoje, HRW no podía quedarse atrás. Anteriormente la ONG había hecho lo propio, a favor de la OTAN, contra Libia y Siria, por sólo agregar dos ejemplos. Vaya a ver el lector en qué clase de nidos del caos se han convertido estos países luego de que HRW clamara por la intervención.
Organización de vanguardia de la guerra “ciudadana”, HRW es otra valla publicitaria del Departamento de Estado gringo en forma de ONG, como su primo hermano Amnistía Internacional. Vivanco y cía están pidiendo, como es habitual, la hora de la intervención.
Extraída de la web “Misión Verdad”:Obsérvalo aquí
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